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Comunicación: La descripción

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El anuncio
La Gran Plaza de la ciudad de Florin estaba llena a rebosar como nunca antes;  la gente esperaba la presentación de  Buttercup de Hammersmith, futura esposa del príncipe Humperdinck. La multitud había comenzado a reunirse unas cuarenta horas antes, pero hasta veinticuatro horas antes, todavía había menos de mil personas. A medida que el momento de la presentación se fue acercando, la gente comenzó a llegar de todos los confines del país. Ninguno había visto nunca a la princesa, pero los rumores acerca de su belleza eran continuos y cada uno de ellos era menos posible que el anterior.

 

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El pantano de Fuego
El Pantano de Fuego de Florin/Guilder tenía y tiene unas características particulares muy extrañas: a) la existencia de Arenas de Nieve, y b) la presencia de RAGS de los que más adelante se aportarán datos. Las Arenas de Nieve se identifican normalmente, de un modo incorrecto con las arenas relampagueantes. No existe nada más inexacto. La arenas relampagueantes son húmedas y, en esencia, destruyen ahogando a sus víctimas. Las arenas de nieve tienen una consistencia parecidísima a los polvos de talco y destruyen por asfixia. Un aspecto más particular del Pantano de Fuego de Florin/Guilder era que lo utilizaban para asustar a los niños. En ninguno de los dos países existía un solo niño que, en un momento u otro de su vida cuando se comportaba mal, no fuese amenazado con ir a parar al Pantano de Fuego. «Si vuelves a hacerme eso, te enviaré al Pantano de Fuego» era tan común como «Cómete todo lo que tienes en el plato que en África se mueren de hambre». Así, a medida que los niños iban creciendo, lo mismo ocurría con el peligro representado por el Pantano de Fuego en sus imaginaciones exuberantes. Claro está que nadie acabó nunca en el Pantano de Fuego, aunque una vez al año o así, algún RAG enfermo solía salir de allí para morir, y su descubrimiento no hacía más que contribuir al engrandecimiento del mito y el horror. El más grande de los pantanos de fuego conocidos se encuentra, por supuesto, a un día de camino de Perth. Es impenetrable y tiene unos sesenta y cinco kilómetros cuadrados de superficie. El que había entre Florin y Guilder apenas alcanzaba un tercio de ese tamaño. Nadie había sido capaz de descubrir si era o no impenetrable.
La princesa prometida, William Goldman